En las comunidades ribereñas, donde la selva se entrelaza con los ríos y la cultura afrodescendiente se mantiene viva a través de la oralidad, el canto y la medicina tradicional, las parteras del Chocó siguen siendo pilares fundamentales en la atención del parto y el cuidado de las madres y los recién nacidos.
Las parteras no solo asisten nacimientos: son cuidadoras ancestrales, herederas de saberes milenarios transmitidos de generación en generación, muchas veces sin formación académica formal, pero con un profundo conocimiento del cuerpo, la naturaleza y la espiritualidad.
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Un oficio ancestral que salva vidas
En zonas rurales e incluso urbanas donde el acceso a servicios médicos es limitado, las parteras cumplen una función esencial. Con manos sabias y corazón dispuesto, acompañan a las mujeres durante el embarazo, el parto y el posparto, utilizando remedios naturales, infusiones, masajes y consejos que mezclan la medicina tradicional con la sabiduría popular.
Reconocimiento y desafíos
A pesar de su valor cultural y su impacto positivo en la salud comunitaria, las parteras aún enfrentan desafíos como el desconocimiento institucional, la falta de recursos y la discriminación.
Las parteras del Chocó no solo traen bebés al mundo. Ellas sostienen la vida, la cuidan, la entienden. Con sus manos curtidas por los años, preparan plantas medicinales, hacen masajes, dan palabras de aliento, oran y acompañan a las mujeres desde el embarazo hasta después del parto. Todo eso sin máquinas, sin laboratorios, pero con un conocimiento ancestral que ha pasado de generación en generación.
Más que un oficio: un legado
Las parteras del Chocó no solo traen niños al mundo, también sostienen la identidad afrocolombiana, la resistencia comunitaria y el derecho a nacer con dignidad. En un mundo cada vez más tecnificado, su labor nos recuerda la importancia de volver a lo humano, a lo natural y a lo ancestral.
En un territorio donde muchas veces los hospitales están lejos, donde las ambulancias no llegan a tiempo y donde la salud aún es un privilegio para pocos, ellas son las que están, las que no fallan, las que acompañan la vida desde su primer respiro.
Una labor de incalculable valor
En el Chocó, donde la selva es profunda y el río es camino, las parteras son mucho más que una figura tradicional. Son líderes, son sanadoras, son sabias. Debemos valorar más lo que hacen porque gracias a sus manos, muchas vidas han empezado con amor, con dignidad y con la fuerza de una tradición que no se deja apagar.
No solo reciben a los recién nacidos, son constructoras de paz, unen pueblos, trazan líneas de valor y tradición que hasta hoy siguen vivas.